WhatsApp: cuidado con lo que viene

Tras las múltiples críticas hacia su enfoque en un metaverso que no es tal y que está significando un auténtico via crucis para la compañía, Mark Zuckerberg anuncia un relativo viraje en el que recurrirá a intentar poner en valor WhatsApp para generar ingresos.

¿A qué se refiere Zuckerberg con «poner en valor» un activo como WhatsApp? La compañía que adquirió en febrero de 2014 por unos 23,000 millones de dólares y cuyos fundadores abandonaron en 2017 y 2018 por graves desavenencias con la evolución de su proyecto (uno de ellos, Brian Acton, utilizó parte de su dinero para financiar Signal, un competidor de WhatsApp técnicamente superior, con garantías de privacidad y dependiente de una fundación sin ánimo de lucro), lleva ya tiempo experimentando con distintas formas de obtener ingresos. En países como Brasil e India, la compañía está experimentando con compras en supermercados a través de su plataforma, con funcionalidades para la búsqueda de negocios, con paginas amarillas, con directorios y con comunidades, además de reforzar su lado corporativo con una nueva API en la nube, un tramo de pago para su Business App, y un acuerdo con Salesforce para permitir su integración de CRMs corporativos.

Todo ello podría hasta sonar bien… si no fuera, como siempre, por quién está detrás: la misma compañía irresponsable e impresentable que lleva toda una vida recopilando todos los datos posibles de sus usuarios para venderlos al mejor postor sin prácticamente limitación alguna, que expone a niños a contenidos perjudiciales, o que, desde sus inicios, se dedica a «moverse rápido y romper cosas», por mucho que haya cambiado su eslogan. El resultado de las iniciativas de la compañía para «poner en valor WhatsApp» no se ha hecho esperar: en India, donde su director general y su director de políticas públicas han renunciado voluntariamente a sus cargos, los usuarios se quejan por la plaga de spam que tienen que soportar dentro de una app que es de uso generalizado en el país (y que tiene incluso linchamientos en su haber debido a la proliferación de bulos).

La clave de WhatsApp es el efecto red: en muchos países, es «la app de mensajería que usa todo el mundo», lo que lleva a que muchas personas puedan estar dispuestas a aguantar lo que sea, incluso el más evidente espionaje, para seguir comunicándose con sus contactos. La realidad es que una app de mensajería instantánea tiene muy poca ciencia como tal, y que la clave no es la app como tal, sino la gestión de la misma. En el caso de WhatsApp, todos sabemos en manos de quién está esa gestión: de una empresa responsable de cosas que van desde la manipulación electoral hasta el genocidio, la que desarrolló el mayor expertise de la historia en el arte de la disculpa.

Llevo muchos años sin instalar WhatsApp en ninguno de mis dispositivos, y confirmo que se puede vivir perfectamente sin esa app: simplemente, cuando alguien no ten encuentra en WhatsApp, te busca en Telegram, en Signal, te envía un simple SMS, un correo electrónico, o te llama por teléfono. ¿Quieres asistir a cómo Mark Zuckerberg «pone en valor» su WhatsApp? Pues nada, ya sabes, quédate. Si no, empieza a pensar en cambiarte a otras herramientas como Signal o Telegram, y a convencer a tus amigos y conocidos para que hagan lo mismo. Ya me lo agradecerás más adelante.

tomado de: https://www.enriquedans.com/