Cómo funciona el vehículo autónomo de Google

Observa cómo funciona el vehículo autónomo de Google
Antes secretos, los vehículos autónomos de Google andan, literalmente, a plena vista: la empresa ha estado probando los prototipos en la vía pública e incluso invitó a algunas personas a pasear en el interior de uno de los automóviles robóticos en un circuito cerrado. 

La flota de Google de Toyota Prius robóticos ya recorrió más de 300.000 kilómetros de carreteras urbanas, autovías rápidas y terrenos montañosos, con intervenciones humanas ocasionales. El proyecto todavía se encuentra lejos de ser comercialmente viable, pero Google montó un sistema en su campo de pruebas con carritos de golf sin conductores para mostrar cómo la tecnología podría cambiar el transporte en un futuro próximo.

Sebastian Thrun, profesor de la Universidad de Stanford y director tecnológico del proyecto, y Chris Urmson, ingeniero de Google, discutieron éstos y otros detalles en una ponencia en la IEE, Conferencia Internacional sobre Robots Inteligentes y Sistemas, que se celebró en San Francisco el mes pasado.

Thrun y Urmson explicaron el funcionamiento del automóvil y mostraron videos de las pruebas de conducción, incluyendo imágenes de lo que ve la computadora de abordo y la manera en la que identifica a otros vehículos, a  los peatones y a las luces de los semáforos. 

Google ya había divulgado detalles y videos del proyecto, pero es la primera vez que veo las imágenes. Son impresionantes, cambiaron totalmente mi visión del proyecto, que yo creía un poco forzado. Ahora realmente pienso que esta tecnología podrá concretar algunas de las metas de Thrun: reducir los accidentes, el tráfico y el consumo de combustible.

Urmson comentó que el “corazón de nuestro sistema” es un localizador a láser instalado en el techo del automóvil. El dispositivo, un rayo láser Velodyne, genera un mapa detallado del entorno en 3D. El automóvil entonces combina las mediciones del láser con los mapas globales en alta resolución, produciendo diferentes tipos de modelos de datos para que el vehículo se auto-dirija mientras se desvía de los obstáculos y respeta las leyes de tráfico.  

El automóvil también dispone de otros sensores: cuatro radares instalados en los parachoques delantero y trasero, para que el auto reconozca el tráfico rápido de las autovías; una cámara posicionada en el espejo retrovisor que detecta las luces de los semáforos; y un GPS, unidad de medida inercial y codificador de posicionamiento, que determina la localización del vehículo y rastrea sus movimientos.

Dos cosas parecen particularmente interesantes en la visión de Google. Primero, el prototipo utiliza mapas muy detallados de las carreteras, de las autovías y del tipo de terreno, lo que resulta esencial para determinar la localización exacta del vehículo, según  Urmson. Si únicamente utilizaran técnicas basadas en GPS, la localización podría fallar por varios metros, explicó.

La segunda cosa es que antes de enviar al automóvil autónomo para una prueba en las carreteras, los ingenieros de Google manejaban a través del trayecto una o más veces. Cuando el vehículo pasa a ser auto-controlado, compara los datos que está captando con los registrados previamente, un recurso muy útil para diferenciar a los peatones de los objetos inmóviles, como por ejemplo los postes y los buzones de correos.

Sin embargo, en algunas ocasiones el auto necesita ser más “agresivo”. Cuando se encuentra delante de un cruce de cuatro vías, por ejemplo, para a otros vehículos de acuerdo con las leyes de tráfico, y si los otros automóviles no hacen lo mismo, éste avanza un poco para demostrar su intención a los demás conductores. Sin programar ese tipo de comportamiento, explicó Urmson, sería imposible que el automóvil robótico pudiera manejarse en el mundo real.  

Pero el proyecto también tiene un lado más serio. Thrun y sus compañeros de Google, incluyendo los co-fundadores Larry Page y Sergey Brin, creen que los vehículos inteligentes pueden ayudar a aumentar la seguridad y la eficacia en el tráfico: los automóviles podrían manejar más cerca los unos de los otros, aprovechando mejor el 80% o 90% de espacios vacíos en las calles; formar convoyes veloces en las autovías; y reaccionar más rápido que los humanos para evitar accidentes, salvando potencialmente miles de vidas. Fabricar automóviles más inteligentes exigirá un gran poder de procesamiento de datos, de ahí que el apoyo de Google al proyecto tenga sentido, destacó Thrun en la ponencia.

Urmson describió otro posible escenario, en el que los vehículos se convertirían en un recurso compartido, un servicio utilizado cuando las personas lo necesitaran. Tan sólo con teclear en el smartphone, un automóvil autónomo aparecería en tu puerta, preparado para llevarte a cualquier lugar. Sólo necesitarías sentarte y relajarte o trabajar.

También explicó que existe un video en producción sobre un concepto denominado  Caddy Beta, que presenta la idea de los vehículos compartidos — en este caso una flota de carritos de golf autónomos. Urmson explicó que los carritos de golf son bastante más simples que los Prius en relación con los sensores y  las computadoras de abordo. En realidad, los carritos se comunican con sensores en el entorno para determinar su localización y así “observar” el tráfico. “Esa es una de las formas con la que esta tecnología podrá hacer que el transporte sea mejor y más eficiente en el futuro”, afirmó Urmson.
Thrun y Urmson reconocieron que existen muchos desafíos, como el perfeccionamiento de la confiabilidad de los automóviles y el abordaje de cuestiones jurídicas y responsabilidades legales. Pero ambos son optimistas (recientemente, Nevada se convirtió en el primer estado de los Estados Unidos que legalizó los automóviles autónomos). Según Thrun, “todos los problemas de transporte que las personas ven como un gran desperdicio, nosotros los vemos como una oportunidad”.

fuente: discovery

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